lunes, 17 de marzo de 2014

DAREN. EL EMISARIO DE LA MUERTE - CAPÍTULO 1 - TASARDUR

¡Hola a tod@s! 

Ya está aquí el primer capítulo de Daren. El Emisario de la Muerte, antes que nada quiero informaros que la novela está registrada y que no se puede copiar la totalidad o parte de su contenido.

También os quiero agradecer el apoyo con la novela y las continuas muestras de afecto que recibimos con el prólogo, que si aún no lo habéis leído, podéis hacerlo pinchando aquí.

Como dijimos con el prólogo, se trata de un texto completamente virgen, es decir, que aún no ha sido editado por ningún profesional y si hay algún error sintáctico pedimos disculpas, pero lo que realmente nos importa es que la historia y los personajes os atraigan.

¡Muchas gracias!



CAPÍTULO 1
TASARDUR

Madrid, 20 de noviembre de 2092

               Pronto sería de noche, pero él sólo hacía tiempo para llegar lo más tarde posible a casa, sin hablar con nadie, sin enfrentarse a nadie, sin dejar que ninguna otra persona supiera como realmente estaba.
               
                Ese año, y ya hacían ocho, Daren volvió sus pasos atrás y decidió regresar al lugar donde se inició su infierno, a aquella vivienda en la que pasó gran parte de su infancia. El joven estaba a las puertas de su antigua casa que aunque seguía siendo suya, nunca sería el hogar protector que había sido en su día. Ahora estaba deshabitada y para muchos se había convertido en una morada tétrica y lúgubre, el lugar preferido para aterrorizar a otros en Halloween y un sitio por dónde costaba pasar durante cualquier día del año. Las leyendas corrieron, imposibilitando que los padres de Daren la vendieran, ya que en su interior creían que habitaba un fantasma vengativo que se cebaba con los más pequeños.

                Daren, al igual que esa casa, había cambiado. Era todo un hombre. Y es que poco quedaba de aquel chico desgarbado, que se había transformado en un joven fibrado con una barba bien recortada y con el cabello largo hasta el final de la espalda. El vitalismo que exhibía en su infancia había tornado en una máscara que siempre mostraba una sonrisa al mundo y que no enseñaba lo que realmente escondía, y mucho menos las carencias que tenía. Solo le delataba su mirada, una mirada que siempre dejaba atónitas a las chicas y que hacía que su club de admiradoras en la universidad fuese aumentando, ya que eran muchos los secretos que esos ojos escondían, y no hay nada más atractivo que algo enigmático e inalcanzable.

                No tenía las llaves, por lo que dio una vuelta alrededor de la fachada. Lo único que se podían ver eran unos altos muros que bordeaban todo el jardín y que los años de dejadez en cuanto a su cuidado, habían hecho que las plantas se apoderaran de él. Daren sabía que aquellas enredaderas le ayudaban, eran como un obstáculo natural frente a aquello que más le dolía, que más le hería. Le decían: "Aléjate, no pases, aquí escondemos la piscina". La maldita piscina, y en ese momento, todos los recuerdos de aquella fatídica noche, volvieron a la mente del chico. El fallecimiento de su hermano Saíd, que la policía certificó como muerte accidental al caerse el pequeño al agua y morir ahogado. El joven volvió a sentir una vez más la mirada de incredulidad de los guardias y de Nana Dori al explicar lo que había creído ver antes de tirarse a la piscina, y la cara de desprecio de su madre cuando llegó a recoger el cuerpo sin vida de su hijo menor. Le culpaba de la muerte de Saíd y él también lo hacía. Los minutos que había estado atenazado por el miedo y el tiempo perdido cuando creyó ver esos ojos de color miel habían impedido que su hermano siguiera con vida.

                En ese momento el joven se rompió. Él sabía que era un chico fuerte y que lo había superado, pero en muchos momentos se dejaba vencer, necesitaba sacar eso que tenía dentro, que le decía que llevaba tiempo incompleto, que por mucho cariño que le prestase a su pareja y a su perro, le faltaba ese alguien a quién poder proteger y a quién poder enseñar cosas. El muchacho lloraba desconsoladamente al rememorar hechos tan complicados y duros, pero ya eran pocas ocasiones en las que lo hacía y siempre en privado, pues llorar ante la gente le hacía sentirse vulnerable.

                Definitivamente había sido muy mala idea acudir allí ese día y Daren se sintió acongojado y ahogado, necesitaba aire y salir de allí. Corrió hacia la parte delantera del abandonado edificio donde tenía aparcado el último regalo de su padre: una Ducati Lupus, una moto plateada de última generación. Y es que desde la separación de sus padres, los dos progenitores de Daren, habían tomado dos opciones completamente distintas: su madre hacía como si no existiera y su padre quería comprar su cariño y compensar sus eternas ausencias con regalos caros, que empezaron con el ático que el joven ocupaba en el centro de la capital. Pero este presente había sido especial, sólo llevaba dos semanas con ella y ya la amaba, no solo por las grandes velocidades que alcanzaba sino por lo libre que se sentía cuando estaba encima de ella.

                Montó sobre su moto eléctrica, se abrochó su chaqueta de cuero y puso el dedo sobre el lector de huellas, que hacía que la moto solo se pusiese en marcha con su auténtico propietario. Enseguida, el rugiente sonido del motor inundó la calle. Daren se colocó el casco, cuidadoso de no aplastarse mucho el pelo, y con sus botas largas de color pardo pulsó el acelerador dirigiéndose hacia el carril más cercano. En cuanto las dos ruedas se posaron sobre los raíles, el impulso eléctrico hizo que acelerase y comenzara a sentir la velocidad, pero no era suficiente. Guiado por los carteles, dejó atrás su antiguo barrio en las afueras de la ciudad y cogió el primer desvío que le llevase hasta el objetivo buscado, una autopista.

                Conducir por el centro de la metrópoli o por las zonas residenciales era un aburrimiento por las bajas velocidades permitidas. Los raíles no hacían posible que se superasen los límites pero la autopista era otro mundo, porque no solo había más raíles sino que no había limitación de velocidad. La nueva Ducati Lupus tenía una función especial llamada "trote", alcanzaba los 220 km/h y era segurísima mientras que estuvieses atento a la carretera. Y Daren no pudo esperar. En cuanto pisó la autopista y cogió el primer raíl libre activó el trote del lobo. La velocidad se apoderaba de todo su cuerpo y su melena ondeaba al viento bajo su casco. Esa sensación de libertad era indescriptible.

                El trote del lobo producía una división interna en Daren. Por un lado, le despejaba la mente y le hacía no pensar. Pero un día como hoy, la función “trote” le recordaba al pequeño lobo negro, su hermano, y a los momentos con él vividos, corriendo por la hierba cuando Nana Dori les llevaba al campo. Sin quererlo, su cabeza comenzó a divagar y a pensar de nuevo en Saíd y en cómo sería si siguiera vivo. Tendría 14 años y estaría en plena adolescencia. Su obligación como hermano mayor sería acompañarle a sus partidos de fútbol, aconsejarle cómo actuar delante de las chicas y sobre todo ayudarse mutuamente con los problemas difíciles. Saíd siempre había sido para Daren como un escudo. Las dificultades les afectaban a los dos, pero Daren continuamente lo relativizaba todo, ya que su objetivo era proteger a su hermano. Sin él, todo le daba de lleno, le afectaba en demasía. ¿Cómo habría llevado la separación de sus padres?

                La moto empezó a emitir un estridente pitido y eso provocó que Daren girara hacia la derecha para evitar un choque fatal contra la mediana. Su mente ocupada no le dejaba centrarse en la carretera. El pitido continuó más taladrante si cabe y la imagen estática de una joven chica pelirroja apareció en la pantalla del casco. Era Yera, su novia. Daren tenía que cogerlo y ella no tenía que notarle preocupado. Cuando se hubo calmado, accionó el “manos libres” del moderno vehículo.

- ¿Qué tal, princesa? - saludó mientras respiraba profundamente.
- ¡Benditos los oídos Daren! ¿Dónde te metes? - la voz dulce de Yera sonaba muy preocupada.
- Tranquila, muñeca. Estoy dando una vuelta con mi nueva moto - intentó decir disculpándose.
- ¿Todo el día? ¡Daren, no has ido a la universidad esta mañana! ¡En dos semanas solo has acudido a dos clases! ¿Se puede saber qué te ocurre?
- Ya sabes qué Dirección de Empresas no es lo mío, es una imposición de mis padres. Además - esbozó una sonrisa pícara- tu eres la culpable de que falte tanto a clase. La mayoría del tiempo lo paso contigo.
- ¡Jajaja! No seas zalamero. Y no intentes desviarte del tema. Sabes que hoy ha sido distinto. Habíamos quedado en vernos en la cafetería de la universidad después de las clases.
- Lo sé, princesa. Pero hoy es un día duro y necesitaba desconectar de todo ese rollo de profesores, compañeros, aulas y olor a fracaso profesional, pero mañana te prometo que me tendrás en exclusiva. ¿Qué te parece una tarde romántica en mi ático?
- ¿Tu casa? Si no te gusta meter gente allí… - preguntó una Yera extrañada.
- Es una forma de demostrarte que eres especial....
- O que quieres compensarme por el plantón de hoy. - Yera se lo pensó solo un segundo - Está bien, pero como mañana me dejes en la estacada te juro que no te vuelvo a hablar.
- Déjalo de mi mano, mañana va a ser una tarde que no vas a olvidar. Te dejo que voy conduciendo.
- ¡Daren! Llámame en cuanto llegues. Sabes que me da miedo que hagas locuras con la moto.
- No te preocupes, princesa. Mañana tendrás a tu príncipe de una pieza - En ese momento oyó como su chica sonreía mientras colgaba.

                Esperaba haber conseguido que Yera no se diese cuenta. La quería mucho pero esa parcela de su vida era demasiado íntima para compartirla con nadie. En ese instante, tuvo que girar rápidamente a la izquierda para no estamparse contra un conductor que venía por otro carril que había invadido por no prestar atención. La llamada le había desconcentrado y ahora se disponía a disfrutar de la conducción al máximo. Aceleró todo lo que pudo y empezó a dejarse llevar por la adrenalina que sentía en su interior. Lo que más le gustaba a Daren de su Ducati Lupus era su carrocería metalizada táctil que era tan sensible que parecía que se moviese. Cuando pasaba cerca de algún edificio acristalado a toda velocidad se regocijaba mirando como su moto se asemejaba a un auténtico lobo corriendo con el pelaje echándose hacia atrás por la celeridad. Consiguió quitarse a Saíd y a Yera de su cabeza y solo quedó él. Se quitó la máscara, dejó de fingir y se convirtió en un Daren vulnerable que disfrutaba de lo rápido que era su vehículo. Veía luces que pasaban raudas a su alrededor y dejaba atrás rápidamente a cualquier coche que intentase adelantarle. En ese momento era el rey de la carretera.

                Ya era de noche y Daren sabía que debía volver a la ciudad, por lo que siguiendo las indicaciones y sin aminorar la velocidad, cogió el primer desvío hacia el centro, lo que fue su fatal error. Cogió el primer raíl que encontró en área urbana, con  modo "trote" de su moto todavía activo. Su Ducati Lupus iba a 220 km/h mientras que los raíles no le dejaban ir a más de 50, por lo que el frenazo fue brutal. La inercia de la velocidad que llevaba hizo que la parte trasera de la moto se levantase catapultando con una enorme fuerza a Daren hacia delante. La caída la frenó una señal de tráfico que Daren se clavó en la espalda, quedando completamente combada.

                Daren no fue consciente de las voces ni del tumulto que a su alrededor se formó. Una ambulancia llegó a socorrerle y solo veía luces lejanas y oía voces ininteligibles. Todo se fue haciendo más y más opaco, hasta que la oscuridad cubrió totalmente su visión y su mente.

                 
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

                Lo primero que percibió Daren fue un fuerte olor a humedad y podredumbre y al instante un ruido ensordecedor atronó sus oídos. Al abrir los ojos no vio nada, se encontraba en un lugar velado y oscuro y sus pupilas se iban acostumbrando poco a poco a esa situación. El zumbido atronador había desaparecido, no obstante había un gran murmullo, como si millones de susurros y lamentos se unificaran y no permitiesen descifrar lo que anunciaban.

                ¿Qué había pasado? ¿Por qué estaba allí?                Un fuerte dolor sacudió la cabeza de Daren. Cuando sus ojos se habituaron al tétrico y sombrío lugar, comprobó que se hallaba en una pequeña cueva cuya salida tenía forma arqueada. Una luz blanquecina daba al exterior del que provenía el desconcertante sonido. Intentó caminar, pero un frío gélido recorrió su cuerpo. Allí afuera había algo, lo sabía, y quizás saliendo podría descubrir de que se trataba y qué hacía allí.

                Conforme fue acercándose al arco, comprobó que un pequeño camino salía de este y a su vez daba a una especie de pasarela muy estrecha y ondulante hecha completamente de... ¿huesos? La incredulidad fue en aumento cuando al salir de la cueva alzó la mirada. No se lo podía creer. Se encontraba en una habitación cúbica de una extensión mayor que un campo de fútbol y de una altura inacabable. Las paredes llenas de moho y desgastadas estaban repletas de columnas con horribles gárgolas cuyos rostros parecían mostrar el mayor de los tormentos.

                En cada uno de los muros se distinguían miles de grutas similares a la suya y situadas a distintas alturas. De dichas cuevas surgían pasarelas compuestas por huesos que zigzagueaban y se cruzaban en formas imposibles, dirigiéndose todas a un punto que se ubicaba justo en frente de Daren, que debido a su posición no llegaba a alcanzar con la vista. Por muchos de esos interminables corredores deambulaban personas como él, aunque de piel muy pálida, prácticamente incolora. Todos caminaban a un ritmo similar y solo iban hacia delante, sin echar la vista atrás.

                ¿Sería una pesadilla de las que habitualmente invadían sus sueños? No podía ser, era increíble. Tenía que comprobar que estaba soñando. Alzó la mano izquierda y con la derecha se bajó la manga de su chaqueta de cuero, hecha jirones, para alcanzar su muñeca desnuda y poder pellizcarse y lo que vio empezó a preocuparle. Su piel también estaba pálida. Continuó remangándose la otra manga y los bajos de sus pantalones vaqueros destrozados para ver su piel desnuda. Toda su piel tenía el mismo aspecto. ¿Cuándo despertaría?

                Intentó cerrar fuerte los ojos y los volvió a abrir. Lo mismo. Los cerró de nuevo más fuerte y los abrió lentamente una vez más. Seguía viendo el idéntico paisaje funesto. ¿Dónde diablos se encontraba? Solo podía hacer una cosa: mientras se despertaba, tenía que descubrir hacía dónde se dirigían todas esas almas en pena. Puso un pie tembloroso sobre la pasarela de huesos, que no le daba mucha seguridad, y enseguida comprobó que era firme, por lo que comenzó a avanzar por ella. Estando encima, todavía parecía más estrecha que vista desde fuera, con solo un traspié caería a un abismo negro y oscuro como boca de lobo. Daren intentó parar y volver hacia la cueva, pero sus piernas no le obedecían. Seguía caminando aunque él no lo quisiera, a un paso lento pero preciso. El joven intentaba parar, sin embargo aquel inacabable corredor no se lo permitía. Solamente podía andar hacia adelante. La sobrenatural situación le sobrepasaba.

                Conforme avanzaba, notaba que el aire de aquella habitación estaba muy cargado. Mirase a un lado o a otro, en ocasiones veía siluetas blanquecinas que flotaban en el aire e incluso algunas chocaban contra él, haciéndole sentir como un humo espeso y transparente atravesaba su cuerpo. De ahí venían los murmullos, el aire susurraba. Esas siluetas... ¿lloraban? Eso no podría ser nada bueno. Pero lo peor estaba aún por llegar. En una curva de ese tétrico sendero, Daren por fin pudo contemplar el punto en el que desembocaban cada uno de esos macabros caminos, que recorrían él y todas esas personas. El lugar al que acudían era amenazador y aciago.

                Cada uno de los insalvables caminos daba a una especie de plataforma flotante que se mantenía suspendida en el aire como si la ley de la gravedad no fuera equiparable con la del resto del mundo. En el centro de ella, un ser tétrico pasaba revista a las tristes almas en desgracia que llegaban sin fuerza y sin apenas voluntad de aquellos laberínticos pasajes. Su piel era completamente nívea, llevaba el pelo corto y blanco, pero no cano, y su cuerpo era extremadamente delgado, algo chocante debido a la gran altura que poseía. Como atuendo portaba una capa negra que le llegaba hasta los pies o lo que él creía que eran estos, porque daba la sensación de que se deslizaba sin tocar el suelo. En su brazo izquierdo, se retorcía una cobra india, cuyas escamas semejaban un tablero de ajedrez de tonos rojizos y negros, como si fuera su brazalete particular. En ese momento el capuchón de la víbora se desplegaba sobre su cabeza erguida, como muestra de su excitación. Detrás del ser se encontraba un trono compuesto por millones de calaveras de distintas formas y tamaños que se hallaba desocupado, ante lo atareado que se encontraba el que, evidentemente, era su dueño.

                Cuanto más cerca se encontraba Daren, mejor podía oír lo que sucedía en la plataforma.

-Tú no. Tú no. Tú tampoco – Una de sus largas uñas tocaba la tripa de cada uno de los desechados, que caían fulminados al suelo y un humo nacarado abandonaba flotando su cuerpo - Un corrupto, otro corrupto. ¿Qué ocurre Salengi, hoy se han venido todos los políticos con nosotros? - Una risa falsa salía del ser mientras hablaba con la cobra, que iba incrementando su deseo, mientras su amo hablaba - Un violador, un ladrón, un proxeneta ¿Por qué nos llega esta bazofia? Con estos no me haría ni un abrigo para el invierno.

                Los desechados se encontraban tirados en el suelo, mientras la criatura maligna continuaba su repaso con unos andares muy ambiguos, incluso podrían definirse como femeninos. Se recreaba en lo que hacía. Cuando llegó al final de la fila, levantó de nuevo un dedo señalando los cuerpos tirados y con un movimiento brusco los apiló en una montaña de cadáveres en una de las esquinas del habitáculo. Era como una gran escombrera donde miles de cuerpos, algunos ya podridos, se acoplaban unos encima de otros. Daren tuvo que girar la cabeza cuando vio como serpientes, lagartos, ratas y cucarachas del tamaño de perros se peleaban por comerse los restos humanos y roer los huesos.

- ¿Qué tenemos aquí? - Daren vio como al principio de la hilera había una joven que debería ser de su edad. De pelo largo en dos coletas y unas gafas que se le resbalaban por la nariz. Parecía una colegiala crecidita y el maligno ser se colocó justo enfrente de ella - ¡Vaya, vaya, Salengi! Parece que nuestros negocios van dando sus frutos. Un alma pura en Tasardur. La primera del día - Daren percibía el miedo en el rostro de la chica y más cuando la uña de la criatura rozó su mejilla - Qué linda eres, preciosa - La cobra fue elevándose hasta el hombro de su amo, en un movimiento táctico. La uña del ser se paró en la boca de la muchacha y con un rápido movimiento, su espeluznante garra se apoderó del labio inferior presionando hacia abajo. La chica temblaba, pero nada pudo hacer. En una milésima de segundo la otra mano del ser tiró hacia arriba del labio superior desencajándole la mandíbula. La criatura sin escrúpulos acercó su boca hacia la de la joven succionando. Un humo dorado se introdujo rápidamente en la garganta del malvado, que una vez que se quedó satisfecho, soltó la mandíbula de la muchacha, cayendo esta desplomada y sin vida al suelo. La despiadada criatura, con fuerzas renovadas, volvió a la fila desechando al resto de individuos.

                Esto no podía acabar así, nadie se iba a hacer con su alma. Daren luchaba con todas sus fuerzas por volver atrás o incluso lanzarse al vacío pero era imposible, un intenso magnetismo le obligaba a continuar su camino, en el que le esperaba un trágico desenlace.

                Los segundos que tardó en llegar a la plataforma se le hicieron años viendo como vidas humanas se perdían. Era incapaz de mirar a la montaña de escombros, simplemente no se atrevía. Una vez que el joven hubo alcanzado la fila, la criatura comenzó a olisquear de una manera muy ostentosa. Su olfato le llevaba hasta él y Daren intentó cerrar los ojos ante lo que pudiera pasar.

- ¡Salengi, tenemos un invitado de honor! - Dijo el ser, encantado - No seas tímido da un paso al frente - Daren ni siquiera pestañeó. Pero si sintió como una fuerza le sacaba de la fila y le movía. Cuando el muchacho se decidió a abrir sus ojos castaños, tenía detrás de sí al resto de humanos y alrededor suyo a la criatura maléfica dando vueltas alrededor de él. - Hacía siglos que no veía un muchacho tan atractivo en mis dominios. Permite que me presente. Soy Saeros, el señor de este reino.
- Algo así me había imaginado al ver el trono. - ¡Estúpido! Siempre le pasaba igual. En los peores momentos, cuanto más nervioso estaba, más ironías salían de la boca de Daren.
- Un chistoso, Salengi - El ser se colocó frente a Daren y por primera vez pudo ver de cerca sus ojos inyectados en sangre sin el menor atisbo de humanidad. - Habrá que cambiar su humor de alguna manera. - Su rostro se iba acercando cada vez más al de Daren, dándose cuenta que, aunque no aparentaba más de 35 años, había algo en él que lo hacía atemporal, como si fuese una estatua que hubiera cobrado vida.
- ¿Qué hago aquí? ¿Qué está pasando? - Preguntó Daren antes de que el ser lo atacara.
- ¿Nunca has oído que la curiosidad mató al gato?, y nunca mejor dicho en tu caso. Venga muchacho, piensa, exprime ese pequeño cerebro tuyo ¿No recuerdas el accidente de moto? - Su moto. Claro, la moto le había tirado al desacelerar tan rápido. Entonces, estaba... muerto. Todo cuadraba, eso era el infierno, no podría ser otra cosa. - Por tu cara veo que has ido encajando las piezas de este pequeño puzzle.

                Daren no podía más, bajó la mirada. Era imposible, solo tenía veinte años y ya había fallecido. Algo se le escapaba, tenía que haber algo más que no entendía. Se sentía vivo.

- ¡Mírame cuando te hablo! - El chillido de Saeros hizo que todo se quedara en silencio. Daren alzó la mirada, pero el ser ya no estaba. Miró a los lados y hasta los rapiñadores habían dejado de roer los cadáveres para prestar atención a lo que pasaba alrededor del joven. Sin previo aviso, notó como alguien le tiraba de la melena, haciendo que su cabeza se echase hacia atrás, y una voz susurrante y pestilente le dijo al oído: -  Eres de mi propiedad. - Por su izquierda, Daren notó como la mano de Saeros se alzaba y la cobra, que en ella se enroscaba, empezó a acercarse mirándole directamente a los ojos y siseando de una manera hipnótica mientras sacaba la lengua, como relamiendo aquel delicioso manjar. - ¿Qué podemos hacer con este bello espécimen, Salengi? ¿Será un alma pura o habrá pecados en su interior? - Saeros continuaba tras Daren tirándole de la cabellera, mientras su fibrosa y viscosa lengua se introducía en su oreja izquierda.
- Todos tenemos nuestros pecadillos – Una vez más, los nervios de Daren le jugaban una mala pasada.
- Sí, pecados nimios, mentiras piadosas, pero no hay nada que manche más un alma que el asesinato. - La mano que sostenía el largo pelo de Daren dejó libre una uña que fue rozando la espalda del muchacho de abajo a arriba. Daren sintió como un cuchillo ardiente se iba introduciendo en su columna y el dolor era tan insoportable que no pudo evitar gritar. Saeros estaba disfrutando y volvió a susurrar en el oído del joven. - El asesinato de un niño pequeño, tu hermano, que murió ahogado por tu culpa. Tú podrías haberlo evitado, pero no lo hiciste. El miedo te atenazó, te hizo ver sombras que no existían. Si hubieses sido más rápido, Saíd continuaría con vida.
- ¡Basta! - Un grito desconsolador salió de la garganta de Daren. Las lágrimas comenzaron a brotarle de los ojos - ¡Para de una vez! ¡Succióname el alma o haz que los carroñeros devoren mi cuerpo, pero, por favor, no me tortures más!

                La presión en la melena cesó y la uña dejó de acuchillarle la espalda. Daren podía moverse. Se palpó y estaba bien, no había sangre ni herida en su cuerpo. Al volver la vista, Saeros no estaba detrás suya sino que volvía a estar frente a él. Se tocaba el mentón pensativo hasta que cruzó una mirada con la cobra y una sonrisa maligna escapó de sus labios.


- Eres joven, fuerte y seguramente ágil. - Con un dedo le señaló acercándose a él. La uña que le había clavado en la espalda iba pronto a entrar en contacto con su pecho. - Tengo mejores planes para ti.



                Una fuerza brutal tiró de Daren hacia atrás y vio como la plataforma donde se encontraba Saeros se alejaba. El ser había comenzado a reír a carcajadas y su risa era tan fuerte y estridente que hacía eco por  todas las paredes de la sala. Aquel espantoso paisaje se fue fundiendo poco a poco en un gran haz de luz cegadora que pronto desapareció de la vista de Daren, y lo que creía que era un final, se convirtió en el principio de algo más aterrador de lo que nunca hubiera imaginado.

15 comentarios:

  1. La mayoría de los comentarios se condensarán en el siguiente enlace: http://novedadesdisney.blogspot.com.es/2014/03/daren-el-emisario-de-la-muerte-capitulo.html

    ResponderEliminar
  2. Ay! Dios mio! ME ENCANTA. Enhorabuena, de verdad. He tenido que leerlo desde el movil porque no estoy en casa estos dias... pero no podia esperar.
    Esta muy llevado el capitulo, y lo poco que te comente en el prólogo esta totalmente subsanado. Asi da gusto leer... me he quedado sin palabras, asi que tendre que leerlo de nuevo para formarme una mejor opinion.

    Y para ser fiel a mi tradicion... mi corazon en esta historia se lo va a quedar Saeros. De verdad que me encanta. Espero que algun dia vea la luz para tener un ejemplar firmado.

    ¡Adelante con esto!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Woww! Millones de gracias, Ishys, siempre es un placer leerte.

      Nuestro objetivo al crear a Saeros era que fuese un villano atractivo al lector, que provocase filias y fobias y seguramente dentro de poco. cuando mi editor haya hecho el trabajo pertinente, podamos ver la novela publicada.

      Me has alegrado la tarde con tu comentario. Un besazo!!

      Eliminar
  3. De nada, Tex. Es que me dejas de piedra... de verdad que me encanta. ¡Incluso se me ha hecho muy corto!

    Ainsss... es que me lo imagino tan adorable seleccionando almas... seguro que tiene una voz hiper sexy... Yo es que soy de chicos malos, tengo un serio problema. >.< Me parecen adorables... estoy segura de que Saeros dará mucho que hablar... es de esos personajes que no puedes dejar de amar u odiar.

    No he visto todos los comentarios, pero por si soy la primera... ¡queda oficialmente fundado el club de fangirls de Saeros! Me pido el cargo de presidenta >.< Mi corazon es el primero en suspirar por él... aunque me denuncie por acoso, jejeje...
    Estoy convencida de que Daren despertara infinidad de pasiones solo con su maravillosa melena, que ya quisieramos muchas... asi que yo me paso al bando oscuro. Para equilibrar la balanza.

    Nos leemos pronto. ¡Espero el siguiente con ansias! Gracias a ti por darnos a los lectores unos personajes tan adorables por los que poder suspirar ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jooeer! Que feliz me haces de verdad! Necesitaba comentarios tan alentadores y adorables como el tuyo^^ jaja.

      También me encanta que te haya gustado Saeros, y eso que solo le hemos presentado, espero que cuando le conozcas más te siga enamorando jajaja.

      La gente está comentando más que nada en Novedades Disney, pero me hace feliz que alguien se pase por el blog de Daren y enserio, me has hecho muy muy feliz con tu comentario.

      Un besazo enorme.

      Por cierto, mañana te dejo comentario en los dos primeros capítulos que has escrito de tu historia^^.

      Eliminar
    2. De nada ^^ Es lógico que, si la historia tiene a Daren de protagonista, lo leamos en su blog y no en Novedades Disney. Me gusta separar las cosas.

      En cuanto a mi historia, gracias por tomarte tiempo para comentarme. No estoy dandole mucha difusion al blog, porque la verdad es que me da verguenza... entre eso y que internet no me hace caso cuando las entradas programadas... >.< En realidad vamos ya por el séptimo capitulo.
      Si te gusta la historia, te encontraras un dia con muchos capitulos de golpe para leer ;)

      La verdad es que me muero por conocer mas a Saeros... tiene pinta de hacerles la competencia a Jack y Sombra, pero creo que ampliare el podio para que los tres ocupen el primer puesto ;)

      Besos, Tex!! Y deduzco por tu comentario que debo ser de las primeras (al menos aqui), asi que ya puedo decir que soy la presidenta del club de fans de Saeros!! ^^ <3 Sera mi titulo personal! Estoy segura de que cuando vea su diseño definitivo, me morire feliz de puro amor ;)

      Eliminar
    3. Jajajaja, espero que su diseño te guste también, aunque cada uno se lo puede imaginar como quiera jejeje.

      Pues me leeré los que haga falta, seguro que tu historia está genial^^ y que no te de vergüenza mujer, ya sabes que si quieres publicidad yo te la doy cuando quieras.

      Un besazo!

      Eliminar
  4. joel: me encantaron daren yera y sareos son grandes personajes un gran capitulo para comenzar de esta magnifica historia

    ResponderEliminar
  5. Después del prólogo estaba deseando que llegara este momento. Me ha parecido igual de fascinante que el prólogo. Con ganas de más. Te felicito.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Millones de gracias, Aurora. Un besazo enorme y espero que te siga gustando el desarrollo de la historia:)

      Eliminar
  6. Hola Tex!
    He decidido comentar aquí también, ya que este es el blog oficial.
    Como ya he dicho la mayoría en Novedades Disney. Solo digo dos cosas.
    1. Me ha encantado la tecnología de la motocicleta Ducati Lupus. Muy creativa la idea de la huella XD.
    2. Yo fundo el club de fans de Yera!
    Jejeje, me encnata la actitud de ella. Ya no puedo esperar a verla
    Un beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajajaja, gracias por hacer doblete^^.

      Yera será un personaje muy interesante, cuando la conozcáis, no os dejará indiferentes jejeje.

      Un abrazo!

      Eliminar
  7. Holaa!!

    Ya he leído el capítulo y mis favoritos son, Saeros... ¡¡¡y la moto Ducati Lupus!!! Con Yera, no sé todavía no he profundizado con ella, pero Saeros me ha caído bien. Ha habido momentos en los que me sentía triste por Daren, como que su madre pasa de él, por culparle la muerte de su hermanito, y por el alma de esa pobre niña. Saeros, pues me recuerda un montón a Hades, será por eso que me gusta tanto, como mi hermana, por lo visto XDXD.

    He visto que pusiste un guiño como "Almas en desgracia" de Úrsula, ¿era eso a lo referente de añadir cosas de Disney?

    En fin, gracias por un capitulo tan emotivo y espero más. Cuando la publiquéis, quisiera un autógrafo, XDXD. Besos!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja, Yera tendrá más protagonismo en el capítulo 2 y apuesto que te gustará su personalidad, es una chica muy dulce a la vez que decidida y segura de si misma.

      Si bueno, meto pequeñas frases.. pero no me refería a exactamente eso jeje, en el capítulo 4 habrá un homenaje a una película mítica.. y demás jeje, pero son pequeñas cosas jeje.

      Muchas gracias por comentar y me alegra que te haya gustado^^

      Un besote!

      Eliminar